domingo, febrero 24, 2008

PROBABILIDADES

--Jefe. ¿usted recuerda cómo conoció a su esposa? ¿Fue por una nimiedad?
Seguro que pensó que yo deliraba. ¿Qué otra cosa pudo pensar? Pero me siguió la corriente. Supongo que tenía sus razones.
--Estornudé y ella se dio la vuelta –respondió con una sonrisa--. Fue en una esquina.
--¿Por qué estaba en esa esquina en ese momento? ¿Por qué estaba ella? ¿Recuerda usted por qué estornudó? ¿Dónde cogió el resfriado? ¿O de dónde vino la mota de polvo? Imagínese cuántos factores tuvieron que converger en el sitio y el momento adecuados para que usted conociera a su esposa.
--Tal vez nos hubiéramos conocido en otra ocasión.
--Pero no puede saberlo. ¿Cómo saber a quién no conoció por no haberse girado cuando pudo hacerlo, por no haber llegado tarde cuando pudo hacerlo? La vida se enfrenta a una encrucijada a cada instante, y uno escoge determinado rumbo casi al azar, y lo mismo hacen los demás. Retroceda veinte años y encontrará que las bifurcaciones se desvían cada vez más. Usted estornudó y conoció a una chica y no a otra. En consecuencia, tomó ciertas decisiones, y lo mismo hizo la chica, y también la chica que usted no conoció y el hombre que la conoció a ella y la gente que todos conocieron después. Y la familia de usted , y la de ella, y la de ellos; y todos los hijos. Porque usted estornudó hace veinte años, cinco personas o cincuenta o quinientas podrían estar muertas cuando deberían estar vivas, o vivas cuando deberían estar muertas. Vaya doscientos años atrás; dos mil años atrás, y un estornudo, incluso el estornudo de alguien que no figura en ningún libro de historia podría significar que hoy no viviera nadie de los que viven.

Extracto del cuento de el Dr. Isaac Asimov “La carrera de la Reina Roja”